miércoles, 15 de abril de 2009

... y POR ESO SE QUEDÓ

Faltan dos semanas para el Día de Flores. El tiempo es magnífico. Hace calor. Estamos vestidos de verano. Se presenta un Día de Flores estupendo. ¡La Romería va a ser una maravilla!

Llega la Semana Santa y el clima empeora. Dice el “hombre del tiempo” que habrá lluvias en los primeros días de Abril, pero esto no impide que se vaya creando un ambiente de fiesta en Encinasola, porque el pueblo siente gran pasión por el Día de Flores. Lluvia, sí, puede haber riesgo de lluvia, pero la Virgen suele hacer el milagro. No lloverá, seguro que no lloverá el Día de Flores.

El ambiente que se vive en Encinasola es muy especial. Cada día es mayor la emoción que se respira en el pueblo. Cada día se hace más patente que la fiesta se aproxima.

El Domingo de Resurrección llega la Virgen al pueblo. Se inicia el septenario y puede verse la iglesia completamente llena de gente todos los días. No nos falta la presencia de la lluvia, diariamente “caen cuatro gotas”. Pero no hay problema, la fiesta sigue.

Ya van llegando los marochos procedentes de los más próximos, lejanos e insospechados lugares. ¡Vienen en avalancha! ¡Vienen con gran ilusión!. A medida que se acercan al pueblo fijan su mirada al frente y, al llegar a Caganitos, concentran toda su atención en la parte alta del cerro que se encuentra ante ellos, porque saben que está a punto de aparecer la imagen de la TORRE. La torre, que se estira para verlos llegar. ¡La torre, mira, la torre! Se dicen unos a otros.

Todo el pueblo es alegría. Todo está lleno de gente. Caras nuevas por todas partes. Todo indica que Encinasola se dispone a vivir un acontecimiento importante.
Llueve, todos los días llueve, ¡pero son cuatro gotas!

A medida que nos aproximamos al Lunes de Albillo (por cierto, ¿Qué quiere decir esto de Albillo?) la vida en Encinasola es más activa. En las calles se comprueba que cada día hay más gente. Desde otros pueblos llegan los tractores que han de tirar de las carrozas el día de la Romería. Aparecen caballos paseando por las calles para que quienes han de montarlos puedan ir adaptándose a ellos. Se adornan las carrozas.

La actividad normal de las casas también se ve alterada: Las mujeres se prueban los vestidos de flamenca - “de gitana”, les decimos nosotros - y los hombres hacen lo mismo con los trajes cortos. Se preparan las viandas que hay que llevar a la Romería. Se hace sitio a los familiares que llegan desde lejos, ...

Esto es lo que vemos, esto es lo que se palpa, pero detrás de todo esto está la ILUSIÓN. El Día de Flores es ILUSIÓN. Los que viven fuera de Encinasola tienen ilusión por llegar al pueblo. Ilusión por encontrarse con los viejos amigos, a los que difícilmente podrán reconocer. Ilusión por volver a degustar la morcilla lustre, las migas, los morcones, las perrunillas, las tortas de chicharrones, los gurumelos....Ilusión por recorrer las viejas calles; cantar las olvidadas canciones; recorrer los abandonados caminos; beber las aguas de las fuentes, que ahora resultan que NO SON POTABLES ¿?.

De vez en cuando llueve. Todos los marochos estamos pendientes del Telediario. ¡Han dicho que viene agua! Si, agua, viene agua. Pero no hay quien pare el ritmo de preparación para la fiesta. El Día de Flores se acerca, y lo vamos a celebrar. !Vaya, si lo vamos a celebrar¡

Llega el Sábado. El Sábado es un día especial. Es el Sábado cuando el pregonero eleva su voz y vuelve su mirada hacia la Virgen de Flores para hacerle llegar nuestra devoción, nuestra confianza, nuestro cariño.

Y después,... el Salón “Múrtiga”, ese gran salón que nos proporciona el Hotel Rincón del Abade. Ese Salón se convierte en lugar de encuentro. Es en él donde, a ritmo de sevillanas, con aroma de manzanilla y con sabor a “rebujito”, se cruzan las miradas tratando de identificar, intentando poner nombre, a esas caras que parecen que tienen los mismos años que la nuestra. En este salón se encuentran los viejos amigos, después de media vida siguiendo distintos caminos. Los viejos amigos se encuentran, sólo se encuentran, porque hablarse no es posible ya que lo impide el alud de decibelios que los descomunales altavoces arrojan sobre el local. Copas, abrazos, música, baile, alegría, .... La noche se nos va. El alba está cerca y es ahora cuando nos damos cuenta del esfuerzo realizado tratando de conocer y de darnos a conocer, pues la ronquera se encarga de ponerlo de manifiesto.

Llega el domingo. Llueve, pero ¿llueve más o llueve menos que ayer?

El domingo. La misa flamenca. Magnífico el Coro (con mayúsculas). Un Coro, el Grupo Coral “Sones Romeros”, formado en su totalidad por marochas y marochos. Se ponen los pelos de punta, se anuda la garganta, saltan las lágrimas. Todas estas sensaciones se experimentan cuando, durante la Comunión, el Coro eleva al cielo las hermosísimas Sevillanas que el pueblo dedica a su Patrona.

Al mediodía nos concentramos en el rodeo, en la Ermita de San Juan, para decir adiós a los romeros que, hoy domingo, emprenden su marcha hacia Flores. Carrozas tiradas por tractores, amazonas y jinetes con trajes cortos, mujeres y niñas con trajes de gitana, muchos coches todo terreno y muchos turismos. Frío, mucho frío, y agua, bastante agua. Sin embargo, la Romería sale hacia la Ermita. ¡No importa el tiempo!

A las cuatro de la tarde el sol viene a llenarnos de esperanza. Y no dudamos en ir a encontrarnos con ellos en la Piedra de los Valientes. Allí se bailan sevillanas, se bebe “rebujito”, se canta, se ofrece bebida y “tapas” a los que van a pasar unas horas con los romeros. Canciones, sol, bromas, fotografías para el recuerdo, alegría,... Y ... de pronto, un buen chaparrón pone fin a la reunión. Unos “tiran” para Flores y otros para Encinasola. En las gargantas queda un indeciso ¡Hasta mañana!

¡Ha dejado de llover! La Virgen puede salir en procesión. ¡Y sale! Sale acompañada de TODA ENCINASOLA. La procesión sigue un itinerario más corto que el habitual, por temor a algún inoportuno chaparrón. El ritmo de nuestros pasos lo marcan las notas de las marchas procesionales que interpreta magistralmente la Agrupación Musical “Abel Moreno”.

Lágrimas, muchas lágrimas corriendo por las mejillas de los abuelos, que clavan sus miradas en la Virgen, que le dan gracias por haberles permitido verla nuevamente y que le ruegan que puedan volver a encontrar sus ojos el próximo año.

Lágrimas de emoción y de fe es lo que encontramos tras aquellas ventanas ante las que la Virgen de Flores se gira para decir ¡Hola, hijo! a aquellos enfermos que no han podido ir a saludarla, pero que, por eso, es Ella quien se les acerca y les ofrece su rostro.

La TV da noticias, pero lo único que interesa al marocho es El Tiempo. ¿Qué han dicho del tiempo?. Han dicho que: “Para mañana, lunes, en la parte occidental de Andalucía, habrá lluvias moderadas”. Analicemos:- “Parte occidental de Andalucía” Ahí es donde estamos los marochos. “Lluvias moderadas” ¡Menos mal! ¡Menos mal que las lluvias van a ser moderadas!

Y llega el Lunes. El Lunes de Albillo. Hay que levantarse muy temprano, para colocar la carroza lo más cerca posible de la de la Virgen.

Llueve sin cesar. Agua. Mucha agua. Pero las carrozas se colocan en sus sitios y Los Algabeños tocan la Diana de rigor. ¡Total, la lluvia va a ser moderada!

Las ocho y media de la mañana es la hora prevista para la salida de la Romería. Llega la hora de la partida y la lluvia continúa. La noticia corre por el pueblo: “Han aplazado la salida de la Virgen hasta las nueve y cuarto. A ver si deja de llover”.

Las nueve y media. Sigue lloviendo. Comenzamos a entender que “lluvia moderada” supone que puede estar lloviendo con bastante intensidad durante horas y horas. Total, siempre que el agua no se lleve los puentes, podremos decir que llueve moderadamente.

Corren nuevas noticias: “A las diez y media decidirá la Hermandad si se sale o no se sale”

Las diez y media. Todos en la iglesia. El temor se confirma: SE SUSPENDE LA ROMERÍA. Se llevará a la Virgen a la Ermita el próximo domingo, pero sin Romería.

A las once se reza un Rosario y a las doce se canta una misa flamenca. Una misa aún más emocionante, si cabe, que la cantada el día anterior. El Coro. Canta nuevamente el Coro. Con sus magníficas voces..

No ha dejado de llover ni un sólo momento. Llueve moderadamente, o sea, con fuerza y continuamente.

Unos se van a Flores, pese al mal tiempo. Otros se cobijan en algún garaje o en algún local y allí disfrutan de los manjares que habían preparado, cantan sus sevillanas y se lo pasan lo mejor que pueden.

La Hermandad concentra todo lo que ha preparado en el Salón “Múrtiga” y allí se reúne gran parte del pueblo. La Hermandad ofrece lo que con tanta ilusión ha preparado. Y Los Algabeños amenizan la fiesta con todo tipo de ritmos.

Pero ¿Qué pasa en la Ermita? En la Ermita también llueve. Allí hay agua, frío, barro y la misma tristeza que hay en el pueblo. Poco a poco van regresando los que, llenos de ilusión, iniciaron su Romería el día anterior.

Sigue lloviendo. Nos hemos quedado sin Romería. ¡Una verdadera lástima! Para unos es un año con “fiesta a medias”, para otros se ha evaporado una gran ilusión: La de ser Romero de la Virgen de Flores por primera vez en su vida. Tendrán que esperar otra ocasión para poder acompañar a la Patrona a su ermita.

Todo el día lloviendo. No ha dejado de llover ni un solo minuto, pero, a las once de la noche, miramos al cielo y vemos las estrellas,... ¡ A buena hora!

Alejarse de Encinasola siempre es penoso. Todos sentimos tristeza cuando llega la hora del adiós. La Patrona también vive lejos del pueblo. La Virgen de Flores tampoco quiere dejar de escuchar el sonido de las campanas. La Señora no quiere alejarse del pueblo. ... Y, POR ESO, SE QUEDÓ.

El Picón núm. 21, Junio 2002

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