martes, 5 de mayo de 2009

EDITORIAL

Leyendo el último editorial de El Picón se entiende el estado de enfado, desánimo, y frustración ante la incomprensión y, lo que es peor, la ingratitud de aquellos por los que, sin lugar a dudas, dedicáis tiempo y derrochas ilusión.

No sólo se entiende esa postura, sino que se comparte, pues es difícil de comprender esa extraña conducta del marocho, pero no se trata de una reacción aislada, no es una situación puntual, es un “modus vivendi”. El ser humano es así. ¡Siempre fue así! ¡Quien más arriesga, más pierde!

¿Qué se puede hacer? Difícil es dar razones que os puedan devolver el ánimo. Puede que ya sea imposible conseguir una reacción que os devuelva la ilusión. Repito. ¿Qué se puede hacer? Sólo mirar hacia delante. Solamente seguir el camino que de antemano nos fijamos. ¿Qué nos importa lo que unos cuantos piensen, digan o hagan? Porque, aunque desde la distancia es difícil tener una visión fiel, no parece arriesgado suponer que todos los requiebros, todos los despechos, provienen de aquellos que desprecian el esfuerzo de los demás. De los que arriesgan poco y se ríen del trabajo que son incapaces o no quieren hacer y que, además, les incomoda que a otros no es que les sobren ilusión y capacidad para realizar eso que ellos no hacen, sino que, además, se sientan felices, disfruten realizándolo y que, en consecuencia, una parte del pueblo se identifique con ellos y los valoren.

Creedme, no estáis solos, aunque lo parezca. Podéis pensar que no merece la pena seguir luchando. ¡Os equivocáis! Hay que seguir. NUNCA DEBE DESAPARECER “EL PICÓN”. Es algo demasiado nuestro.

El pueblo os ha enganchado. Tratareis de olvidarlo, os desligareis de él., y... lo conseguiréis. Estoy seguro. Pero un día, sin saber cómo, ni porqué, sentiréis una llamada, un impulso irrefrenable que os arrastrará hacia él. Es entonces cuando os daréis cuenta de que os equivocasteis. ¡Y lo lamentareis! Porque ese tiempo durante el que creíais que todo se había olvidado se os presentará como falto de vida, vacío, Únicamente el pueblo os llena, sólo él os satisface. Luchar por Encinasola es vuestro destino, como lo es de tantos marochas perdidos por el mundo. ¡De Encinasola podemos, circunstancialmente, sentirnos desligados, pero no olvidarla!

Un año tiene 365 días. Eso puede ser una eternidad, o pasar como un simple soplo. Estoy seguro de que esos seis “Picones” (pues el tiempo se mide en “Picones”) se os harán cortos, muy cortos, pero no por ello dejareis de pensar en lo que vais a abandonar.

En la mente lucharán las justificaciones de tu actual postura tratando de contrarrestar los motivos que os incitan a continuar ¿Quién vencerá? Somos muchos los que esperamos que estos sencillos motivos se impongan a las meditadas razones. Confiamos en que corazón sea más fuerte que la mente. Somos egoístas, muy egoístas, porque queremos seguir conectados unos con otros y, todos, con el pueblo. ¿Os parece mal?

No podéis pensar que ya lo habéis hecho todo, no debéis creer que habéis acabado el trabajo a pesar del mucho tiempo que, algunos, lleváis al frente de “El Picón”, porque “El Picón” es un trabajo inacabado e inacabable. Es un acabar y empezar a preparar el siguiente. Siempre está todo por hacer. Siempre es como empezar de nuevo. Nunca se ha hecho lo suficiente como para considerar que se ha llegado al final.

No os creemos capaz de abandonar, porque eso va en contra de vuestro propio ego. ¡Seguid! Detenerse ahora es contentar a esos zorroclocos que se partirán de risa, que se vanagloriarán por haber conseguido su propósito. Con tu abandono se sentirán fuertes y combatirán con más fuerza a quien recoja tu testigo, pero, ¿Habrá quien lo tome?.

Publicado en “El Picón” Febrero 2001

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