domingo, 5 de julio de 2009

EL SUEÑO DE ENCINASOLA

Todos los pueblos tienen sus ilusiones y por conseguirlas luchan con todas sus fuerzas. Hay sueños inalcanzables y sueños posibles de hacer realidad. De estos últimos hay algunos intranscendentes, por lo que, si no se consiguen, lo único que esto puede suponer, para los que por hacerlos posible han puesto todo su empeño, es una desilusión proporcional al esfuerzo realizado. Sin embargo, hay otros deseos, otros sueños que, además de ser realizables, su materialización es de vital importancia para quien en ellos piensa y que, por otra parte, el terco quehacer de cada día se encarga de poner ante nuestros ojos la imperiosa necesidad de conseguir que dejen de ser ilusiones para convertirse en realidades, pero, también, el día a día nos recuerda que no basta con querer, que no es suficiente tener ilusiones, sino que hay que pelear con todo el coraje del mundo por conseguirlas.

A principios del pasado siglo XX, Encinasola soñó con tener una carretera que la uniera con su entorno. No fue tarea fácil. Fue un proceso largo en el que los marochos tuvieron que “echar el resto”.

Podemos adquirir conciencia del esfuerzo realizado por los que pusieron todo su empeño en conseguir aquel objetivo consultando esa pequeña obra, la única existente que nos ofrece algo de la historia de nuestro pueblo, titulada “Apuntes Históricos de Encinasola”, de D. Vicente Moreno. En el capitulo VII de este breve libro se narra el proceso que precedió a la construcción de la carretera de Fregenal y en él se nos facilitan los nombres de las personas que contribuyeron a que aquel sueño se hiciese realidad.

En esas páginas han quedado impresos para siempre los nombres del propio D. Vicente Moreno junto con los de D. Rafael Tovar, D. Eugenio Silvela, D. Javier Sánchez-Dalp, D. José Rubio y D. Manuel de Burgos. Todos estas personas, cada una dentro de su área de actuación, jugaron su importante papel para que Encinasola se viese unida, por medio de esta vía, a su entorno.

Esta carretera fue un paso muy importante, y así lo reconoció el pueblo. Por esta razón, nuestros padres no perdían ocasión en la que contarnos las dificultades que, especialmente en las épocas de lluvia, tenían que superar los carreteros, antes de que la nueva vía se construyera, para traer al pueblo, desde Fregenal, el correo y aquellos productos de los que Encinasola carecía.

Pero hace ya muchos años que Encinasola ve como aquella carretera es insuficiente. Aquella vía se ha quedado pequeña, estrecha, peligrosa y con un firme horrible. ¡Es absolutamente necesario adaptarla a los tiempos actuales.

Los años han pasado. Se le ha hecho algún que otro “remiendo”, pero la definitiva solución no ha llegado.

Paradójicamente, se ha abierto una magnífica vía que nos lleva a Barrancos. Una excelente carretera, sólo que en dirección contraria a la que nos conduce al interior de nuestra provincia, que es hacia donde tenemos que dirigirnos para solucionar cualquier problema de tipo sanitario, educativo, económico, familiar, etc.

Hace pocos años también se abrió una estupenda vía que nos comunica con Aroche. Fue un gran éxito su construcción. Un viaje en el que se tardaba medio día pasó a poderse realizar en unos cuantos minutos, pero ¿esta carretera fue realmente un logro de Encinasola? Cuando se mira un plano de la zona más parece que dicha vía se ha abierto teniendo en cuenta, prioritariamente, los intereses de Aroche, pues en su construcción no se ha seguido el camino tradicional que comunicaba a estas dos localidades, que era el que pasaba por el Puerto de Buenavista y el Puente de los Cabriles. Con el trazado que ha seguido esta carretera, Aroche ha logrado algo que hasta entonces había estado reservado a El Rosal y a Encinasola: ser tan punto fronterizo como hasta aquel momento lo habían sido estas dos localidades.

Los marochos debemos alegrarnos de que se hayan abierto esas carreteras ¿Cómo no va a ser importante contar con ellas? Pero hemos de ser conscientes de que escaso ha sido el beneficio que con ellas ha recibido el pueblo si lo comparamos con el que supondría una total reforma de las que nos comunican con Higuera la Real y con la Nava. El hecho de que Encinasola cuente con las carreteras de Aroche y de Barrancos no puede hacer que nos sintamos satisfechos, sino todo lo contrario, tiene que ser un estímulo para que incrementemos nuestro esfuerzo a fin de conseguir esas otras comunicaciones, tan necesarias, que nos conduzcan hacia el interior.

Por todo esto, no podemos dejar de sentir alegría al leer en “El Picón” que pronto se van a iniciar las obras que proporcionarán a Encinasola unas magníficas carreteras que nos enlazarán con la red viaria nacional.

¡Que felicidad! Cuando vayamos al pueblo no seremos capaces de saber donde empieza el término municipal marocho. Hasta ahora ha sido fácil saberlo, pues el firme de la carretera se ha encargado de recordárnoslo.

Es posible que los marochos que residen en Encinasola conozcan todos los pasos que se han tenido que dar para lograr que se acometan las obras de mejora de las carreteras de Higuera y de la Nava, así como los que fueron precisos para la ampliación de la de Barrancos y para la construcción de la de Aroche, pero somos muchos los que nada sabemos de todo esto. Por esta razón no estaría de más que alguien nos contase, a través de “El Picón”, cómo se han llevado a cabo esas importantes gestiones.

Justo es que todos conozcamos cual ha sido el proceso que se ha seguido, y aún sería más justo que quedase constancia por escrito, porque, aunque nos cueste darnos cuenta, la realidad es que estas páginas están recogiendo y dejando constancia de lo que se vive en Encinasola día a día.

El Picón núm. 21, Junio 2002

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