martes, 25 de agosto de 2009

LA FIESTA DE ROCAMADOR

El mes de septiembre es un mes mariano por excelencia, pues no hay rincón de España en el que no se celebre una fiesta en honor de Nuestra Señora. En Fregenal e Higuera se celebran las fiestas de la Virgen de la Salud y del Loreto, respectivamente. La noche anterior a la celebración, en estas poblaciones tienen lugar verbenas y actos folklóricos. En uno de estos actos, en el que se celebró en la Higuera, actuó la Academia de Baile “Lola”. Se iniciaron los bailes con una modesta presencia de público, pero no tardó en congregarse una auténtica muchedumbre cuando e puso en evidencia la calidad del conjunto marocho. La mezcla de ingenuidad y gracejo imitativo de las más pequeñas, con poco más de 4 años, unidos a la calidad de las “bailaoras” mayores, que a pesar de contar con sólo 12 ó 13 años se mostraban seguras, artistas y haciendo gala de un poderío avasallador, arrancaron fuertes aplausos a los higuereños.

En Encinasola el día de Roca-Amador fue precedido e la tradicional Novena, en la que destacaron las letanías cantadas que, cada tarde, cerraban estos actos. Los hábiles dedos del padre Hilario hicieron que las notas del órgano volvieran a inundar las altas bóvedas de la iglesia, incrementando la solemnidad y belleza de los cánticos que dirigía José Manuel Hermoso, que es el Alma Mater de todos los acontecimientos que tienen lugar en nuestra villa.

Llegó el día 8 y Encinasola rompió el alba con un Rosario de la Aurora que si bien contó con una asistencia moderada de público, no careció del sabor que tuvo en otros tiempos, cuando los misioneros movilizaban a cientos de fieles que con sus cánticos recorrían nuestras calles.

No faltaron cohetes y el pasacalles musical para dar los buenos días al pueblo. Fue un alegre despertar que nos recordó que estábamos ante un día grande. Un día de esos que siempre han llenado de alegría al marocho.

Por la tarde, el tañir de campanas fue el preludio de la salida del templo de la imagen de Nuestra Señora. Magnífico su paso por la Plaza, teniendo como fondo la silueta de la torre, y conmovedor fue contemplar los ojos de los que, por sus achaques o por el paso de los años, no pudieron acompañar a la Señora en su recorrido y que, para que no se quedasen sin contemplar su rostro, fue la Virgen la que se colocó ante ellos.

La Virgen siguió su recorrido bajo el eco de las campanas, recibiendo una lluvia de pétalos de rosa y observando el revoloteo de unos pajarillos que describían apretados círculos alrededor de su corona.

¡Y la música! Una música que cada día gana en calida. Una música que no nos sorprendió por la precisión con que interpretaba las marchas procesionales de Abel Moreno, pues dábamos por sentado que ninguna otra música podría recogerlas e interpretarlas con más pasión. Pero si así sonaban las notas de Abel, no fue menor la calidad con que sonaron las de “Los Campanilleros”, que hicieron que la calle de Sevilla marocha nos recordase el paso de la Macarena por la carrera oficial durante la noche sevillana del Jueves Santo.

La Virgen iba con la majestuosidad de una reina, con su manto verde, adornada con el bastón de Alcaldesa de la Villa y su recién estrenado fajín de General y, al mismo tiempo, con la sencillez de una madre, orgullosa del Niño que lleva junto a su pecho.

Un año más la Virgen de Rocamador ha paseado por las calles de Encinasola, pero este año va a ser especial, pues va a permanecer en el pueblo hasta el mes de noviembre y durante el mes de octubre efectuará tres salidas procesionales para así llegar a todos los rincones del pueblo a los que jamás ha visitado.

¡Que no falten hombros para llevarla! No debemos conformarnos con “ir en la procesión”. HAY QUE ARRIMAR EL HOMBRO BAJO EL PASO. Llevar a la Virgen de Rocamador es un gran honor.

Publicado en “El Picón” núm. 29, Octubre 2003

1 comentario:

Carmen dijo...

Pepe he comprobado que en Encinasola la gente se vuelca en cualquier acto que se realice.Pocas veces he visto un pueblo tan participativo como el tuyo.
Un abrazo.
M.CArmen